Llegan las lluvias de Mayo y con ellas mi añoranza por ese café de mi abuela que puedo oler a distancia. Tantos años hacen ya que me largué, que logré extirparle dos almas a la dictadura. LLegué a tierra de libertad con mi hija mayor cuando apenas tenia tres años. Hoy, diez años después, me ha preguntado qué significa luchar. Confieso que me tomó por sorpresa. Me tocó explicarle a esa niña inteligente que ya es toda una adolescente que todos tenemos una lucha por dentro. Cada uno de nosotros estamos luchando por un ideal directa o indirectamente. Le expliqué que podemos luchar política, emocional o físicamente pero que lo más importante es no olvidarnos de seguir puliendonos para hacernos mejor version. Le dije que el mundo solo podrá ser cambiado cuando cada uno de los seres humanos tomemos conciencia de lo importante que es tratar de ser mejores, que nuestra competencia mayor es con nosotros mismos y lograr superarnos. Solo así lograremos la paz, cuando la generemos desde dentro.
Entonces me preguntó mi hija que porqué había escrito ‘ese libro’, que si yo era una de esas muchachas y esa era mi lucha. Me tocó explicarle que en mi libro resalto la vida de tres pobres muchachas pero que la realidad de las jóvenes de su edad dentro de Cuba era muy diferente a la que ella vivía. Que cerrara los ojos por unos momentos y tratara de imaginarse siendo manoseada por viejos mayores que sus abuelos a cambio de un short, un pullover y cincuenta dolares como pago por «favores sexuales». Me miró sorprendida u horrorizada, no sé bien. Me pidió autorizacion para leerlo, le expliqué que poco entendería por el lenguaje soez y argot callejero que contiene el libro pero le insté a que conociera la realidad de un país de adonde logré salir y sacarla, de no ser así, tal vez ella no hubiera corrido la misma suerte y fuera una muchacha mas prostituyéndose por ropas y zapatos. Le expliqué por último que aunque esas adolescentes estuvieran cruzadas de pies y manos por falta de libertad, yo me sentía en la necesidad de luchar en contra de esas atrocidades. Mi lucha la combato con la escritura, ‘le dije’ por tanto, decidí escribir una historia para que, todos aquellos que critican a la juventud cubana recuerden que son víctimas de una dictadura totalitaria que lleva casi sesenta años ensañándose con el pueblo de Cuba. Lo más deprorable no es eso, es que no tienen con qué comparar un antes y un después pues nacieron bajo ese regimen que los ha moldeado a su antojo y les ha cerrado los ojos y mente a la realidad con falsas consignas y tonterias comunistas. Hoy mi hija escuchó otra parte de la historia de su país que ella aun desconocia.
Misly
y la letra puede hacer más daño que las palabras cuando se transmite como conocimiento, porque quien se instruye y culturiza puede ser capaz de lo que sea, gracias por compartir
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estoy de acuerdo con usted. Gracias por leerme.
Me gustaMe gusta
Un libro puede cambiar el mundo, puede hacerlo tan bien, que ciertos lugares un selecciones de readers digest te puede llevar a la carcel.
Algún día tendrá edad para leerlo y para hacer preguntas más precisas.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por tu comentario. Saluditos
Me gustaMe gusta